Comentario
La confluencia de personalidades excepcionales, Tzara y Picabia, procedentes de Zurich los dos, con Breton, Aragon, Soupault y Fraenkel, en París en enero de 1920 hizo nacer en esta ciudad el movimiento Dada. Juntos organizan el "Primer viernes de Littérature", la revista de Aragon, Breton y Soupault, un acto que tuvo lugar en el Palais de Fêtes y que acabó como ya era habitual en los acontecimientos dada. Tzara leía un discurso político, mientras Breton y Aragon tocaban unas campanas que impedían oír nada.Antes, como en otros lugares, también en París había actitudes o comportamientos dada, pero con carácter individual, protagonizados casi todos por un poeta, Arthur Cravan. Cravan venía publicando su revista "Maintenant" desde 1912 y en 1914 dio una célebre y peculiar conferencia en la que mezclaba los insultos al público con movimientos de baile, de boxeo y teorías antiartísticas. En 1917 Jacques Vaché, el amigo de Breton, vestido de oficial inglés, apuntó con un revólver al público en un estreno de Apollinaire. Las actitudes de Mallarmé, Rimbaud, Apollinaire o Jarry iban por el mismo camino.Las manifestaciones dada en París fueron muchas y mucha también la literatura que se generó, más que en los otros centros. La siguiente aparición al Palais de Fêtes tuvo lugar en febrero de 1920 en el Grand Palais en el Salón de los Independientes, donde con falsos reclamos, aparecidos en el "Bulletin Dada" -la asistencia y adhesión al movimiento dada del príncipe de Mónaco y Charles Chaplin, entre otros-, consiguieron atraer una enorme cantidad de público, que quedó sorprendido ante el número de oradores que recitaban simultáneamente manifiestos dadaístas. También en París el grado de implicación del público fue creciendo. En la Maison de l'Oeuvre, en el mes de marzo, el espectáculo acabó con insultos, pero en la siguiente, el Festival Dada, celebrado en mayo, el público pasó de la palabra a la acción y arrojó toda clase de objetos a los dadaístas. Cuando anunciaron que se iban a cortar el pelo unos a otros en público, los asistentes bramaron y asaltaron el escenario.El año 1921 en París, Man Ray, el pintor norteamericano, que había participado en el movimiento dada en Nueva York con collages y ready-mades, empezó a fabricar sus rayogramas, al mismo tiempo que Moholy-Nagy, un húngaro, hacía investigaciones en un campo similar. Los dos las llevaron más lejos que Schad, al colocar no sólo papeles recortados y objetos planos, sobre el papel sensible, sino también objetos tridimensionales, con lo cual las sombras y las texturas pasaban a incorporarse a la nueva imagen. Estos objetos solían ser pequeñas ruedas, partes de engranajes, etcétera, lo que les acercaba a los trabajos de otro dadaísta, Picabia, cuando mojaba en tinta ruedas, piñones, resortes..., y después hacía presión sobre el papel. El azar y las máquinas eran en los dos casos las bases de la nueva imagen. Man Ray publicó en 1922 una serie de doce rayogramas, Les Champs Délicieux -jugando con Elysées- con un texto de Tzara. Las imágenes aparentemente frías se obtenían a partir de objetos con valor evocativo para el artista, como el Merz de Schwitters: la llave de un cuarto de hotel, un trozo de película de cine...También Max Ernst, que trabaja en Colonia, expone en París en 1921 collages y pinturas, de la mano de Breton, que le descubrió con buen ojo surrealista. Tzara publicó en el sexto número de su revista, con el título de "Bulletin Dada", y el séptimo como "Dadaphone". Picabia en el año 20 editó "Cannibale", y "Littérature" dedicó un número a veintitrés manifiestos dada. En la Colección dada aparecieron libros de Breton y Picabia, de poemas y filosofía dada.Pero Dada tenía que morir de Dada y el equilibrio de fuerzas entre la actitud rupturista de Tzara y el orden de Breton no podía durar mucho. El Proceso Barrés lo puso de manifiesto. Se trataba de un acto en el que se debía juzgar a una personalidad importante del mundo oficial. Breton y sus seguidores -ya no podemos hablar de dadaístas- lo tomaron muy en serio, y se erigieron en jueces, mientras Tzara y los suyos intentaron seguir jugando a Dada. La guerra se había iniciado. Todavía Breton, a finales de 1921, intentó organizar el Congreso de París, una reunión internacional para la determinación de las directrices y la defensa del espíritu moderno, pero la rigidez que mostró en la organización irritó a los dadaístas y supuso la ruptura entre Tzara y Breton y entre éstos y Picabia. La guerra siguió hasta el verano de 1923, cuando la representación del "Coeur à gaz", de Tzara, acabó, una vez más, en batalla; pero esta vez no entre dadaístas y burgueses, sino entre partidarios de Tzara y de Breton. "Me acuerdo de esa velada -escribía Hugnet- cuyo fin estuvo señalado por un escándalo que casi se convirtió en carnicería. Cuando llegó el momento de representar el Corazón de gas, los cantores, colocados ante los decorados de Cranovsky, fueron violentamente interrumpidos. Desde la platea llegaban airadas protestas. Y de pronto -intermedio inesperado - Breton saltó al escenario y atacó a los cantores, quienes, embutidos en trajes de Sonia Delaunay, de cartón rígido, intentaron inútilmente protegerse de los golpes y huir a pasos pequeños. Sin ningún miramiento Breton abofeteó a Crevel y, de un bastonazo, le rompió un brazo a Pierre de Massot. Recuperado de su estupor, el público reaccionó. El implacable atacante fue derribado despiadadamente. Aragon y Peret se unieron a él y los tres fueron apaleados, arrastrados y expulsados a la fuerza, con las ropas hechas jirones".Dada terminaba como había empezado, con escándalo y provocación. Los futuros surrealistas acababan con Dada.